
ÉTICA APLICADA
La ética aplicada estudia los problemas morales a los que nos enfrentamos todos los días, ya sea individual o colectivamente, e intenta resolverlos o, por lo menos, hacer progresar su análisis. Un estudiante que se pregunta si debe hacer trampa en un examen o si debe intervenir para evitar que un amigo se suicide se enfrenta a un problema individual. En cambio, la cuestión de saber cuál posición sería justo adoptar ante las reivindicaciones territoriales de los autóctonos o cuál inversión en recursos humanos y materiales es justo hacer en el sistema de salud para el cuidado de los niños nacidos muy prematuramente, son problemas que se plantean a una colectividad. La ética profesional, a menudo llamada deontología, es una rama de la ética aplicada que, por su parte, se centra en los problemas morales particulares que se plantean a los profesionales, como abogados, ingenieros, médicos, enfermeras o trabajadores sociales... Si situamos la ética en el conjunto de las manifestaciones del pensamiento crítico propio del ser humano, también se la puede concebir como el examen de la justificación racional de nuestros juicios morales. La ética tiende a permitirnos hacer evaluaciones morales mejor pensadas, más críticas y más racionales del comportamiento ajeno, de la organización de la sociedad o de nuestras propias decisiones (Blackburn, 2006).